¿Cómo afecta el trabajo de cuidados en la calidad de vida y la salud de las mujeres cuidadoras?

Salut i cures

Más del 80% de las mujeres cuidadoras manifiesta que su estado de salud ha empeorado desde que cuida de la persona dependiente, y el 65% de las mujeres cuidadoras considera que su salud es mala. De hecho, el efecto negativo de los cuidados también afecta a la calidad de vida de las mujeres cuidadoras, especialmente en la falta de tiempo personal, el cansancio, el estrés y la angustia.

Que el trabajo de cuidados tiene un efecto negativo en la salud de las mujeres cuidadoras no es ningún secreto, pero el estudio Salud y calidad de vida de las mujeres cuidadoras informales (realitzado por encargo del Dpto de Transversalidad de Génere del Ayuntamiento de Barcelona) nos ha permitido adentrarnos en la realidad de muchas mujeres que se encargan de cuidar a sus parejas o maridos dependientes, a sus padres o madres dependientes o a sus hijos o hijas con necesidades especiales. Muchas de estas mujeres han de compaginar los cuidados con un trabajo remunerado y, a menudo, con otras responsabilidades, como la gestión del hogar o el cuidado del resto de la familia. Veamos las principales conclusiones del estudio:

La responsabilidad de los cuidados no se distribuye

Aunque otros miembros de la familia puedan colaborar u ofrecer apoyo en algunas actividades, la gestión mental y la organización de los cuidados recae sobre la cuidadora principal. Se trata, además, de una actividad presente las 24 horas del día, ya que la cuidadora no puede desprenderse de ella.

La distribución de los cuidados se basa en el modelo familiar

Cuando un/a miembro de la familia comienza a tener necesidades de cuidados, la cuidadora principal organiza la red familiar. Pero no es hasta que ésta empieza a resultar insuficiente que solicitan servicios externos, públicos o privados, de apoyo a los cuidados.

La distribución del trabajo de cuidados es mayor cuando no se convive con la persona dependiente

El hecho de no convivir facilita la participación de otros miembros de la familia, además de la cuidadora principal, que se organizan para cuidar a la persona dependiente. En cambio, cuando la cuidadora principal convive con la persona con necesidades de cuidado, el resto de la red familiar está menos presente. Hemos visto que más del 80% de las mujeres cuidadoras que no conviven tienen apoyo de la familia, mientras que esto ocurre sólo con el 60% de las mujeres que sí conviven.

¿Cuáles son los perfiles y situaciones de malestar más comunes de las mujeres cuidadoras?cures dones

La edad, la convivencia y la relación con la persona con necesidades de cuidados dan lugar a situaciones diferenciadas de malestar que se corresponden con diferentes perfiles y situaciones de las mujeres cuidadoras:

1. Mujeres que cuidan de sus parejas. Mujeres mayores (más de 65 años) que cuidan de su marido, y que lo han hecho toda la vida. El rol de cuidadora es asumido dentro del contrato matrimonial y no se vive de forma problemática. Esto hace que experimenten menos sentimiento de culpa y rabia por el hecho de cuidar, aunque este malestar aumenta cuando ya no pueden hacerse cargo de los cuidados, que llevan haciendo toda la vida, por el deterioro de su salud.

2. Mujeres que cuidan de su padre o madre dependiente. Mujeres jóvenes (de menos de 65 años) que, en un momento dado, deben hacerse cargo de su padre o madre cuando envejecen o aparecen enfermedades crónicas. El rol de cuidadora aparece como una imposición, especialmente cuando el resto de la familia no se implica. Es entonces cuando aparecen sentimientos de rabia e irritación, la carga de los cuidados se vive en soledad y con una sensación de incomprensión. Además, las mujeres encuentran dificultades para compaginar el trabajo de cuidados con sus obligaciones laborales y su situación económica puede empeorar.

3. Mujeres que cuidan de sus hijos o hijas con necesidades especiales. Madres que tienen a cargo un hijo o hija con necesidades especiales, que desbordan el rol de cuidadora asociado a la maternidad. Es el perfil que manifiesta más malestares, tanto físicos como psicológicos, así como un empeoramiento de la situación económica y de las relaciones sociales. Los sentimientos de culpa y rabia también están presentes, pero destaca la sensación de soledad y de incomprensión, acompañada de un consumo elevado de fármacos.

Los servicios municipales de apoyo se perciben como una ayuda

Los servicios municipales de apoyo a los cuidados se perciben como una ayuda, ofrecen un momento de descanso (sobre todo si el servicio o programa se hace fuera del hogar y la cuidadora puede disponer de tiempo personal) que repercute a nivel físico y psicológico. Sin embargo, los servicios municipales siguen basándose en el modelo familiar y reproducen la feminización de los cuidados, en tanto que la mayoría de las personas familiares que se encargan de los cuidados son mujeres.

Romper el mandato de género a través de la corresponsabilidad

Hay que mejorar la red de servicios de apoyo a los cuidados para mejorar la salud de las mujeres cuidadoras pero, sobre todo, se necesitan estrategias para incidir en la corresponsabilidad del trabajo de cuidados -por parte de los hombres, pero también de los servicios públicos y de la comunidad- para romper con el mandato de género.